El Líder nace y se hace, se hace cuando se prepara académicamente, emocionalmente, mentalmente, cuando sirve a los demás, cuando desarrolla sus talentos cuando agrega valor. Contar con cualidades como don de mando, gobernar o hablar fuerte no es suficiente, el liderazgo es una competencia que se desarrolla, y en este punto creo que toma más importancia que el líder se construya y se vaya haciendo continuamente.
Todos en algún momento de nuestras vidas somos llamados a liderar a otros y continuamente a liderarnos a nosotros mismos, por lo que creo que todos somos líderes. Existen barreras que impiden al líder hacerse cargo, algunas de ellas son intangibles otras tangibles, pero si el líder toma el compromiso de ir descubriendo como desarrollarse entonces estará en el camino de construirse.
Una propuesta que emerge para el líder y la organización, es ampliar su mirada e incluir en su campo de visión el tema de las conversaciones, permitirse observar cómo conversa, cómo se conversa en su organización, cómo conversan los colaboradores, como se conversa hacia el exterior; preguntarse si estas conversaciones son generativas o limitativas, funcionales o disfuncionales; identificar los resultados que tiene y reflexionar sobre la relación que existe entre estos dos elementos, si quiere cambiar el resultado, ¿cómo ayudaría cambiar la conversación? Con él mismo y con la organización. La conversación es una competencia que el líder puede desarrollar e integrar a su repertorio de conocimientos, competencias y habilidades.
Sobre conversar
Cuando conversamos le damos vueltas a algo, a una situación, a un tema, ya sea con nosotros mismos o con otros y lo acompañamos del lenguaje, en este dar vueltas se produce una experiencia que al vivirla se queda grabada en nosotros. Conversar es danzar en el lenguaje, contigo, con otros, es una danza que lleva un ritmo, Yo hablo -Tú escuchas, Tú hablas – Yo escucho, y así sucesivamente hasta haber dado vueltas y vivido la experiencia. Esta danza puede ser lenta, rápida, abrupta, descoordinada, etc. No se trata de si estas características son buenas o malas, sino de ¿Cuál necesitas? ¿Cómo es para ti y tu organización? ¿cómo deberían danzar?
Esta experiencia que las personas, los grupos o las organizaciones viven está determinada fuertemente por el tipo de conversación que se tiene y el tipo de conversador que somos, esta conversación está estrechamente ligada a los resultados, la experiencia puede ser traducida en resultados, por lo tanto, si deseamos modificar una experiencia, un resultado, una variable digna de revisar es la conversación que tenemos alrededor de este.
En las organizaciones es muy común encontrar conversaciones que principalmente describen el aspecto tangible y técnico, más contabilidad, más finanzas, más operación, más tecnología, más manuales, más edificios, a lo que llamamos Hard Skills (habilidades duras), pero cabe destacar que esto es solo una parte de la ecuación, y al únicamente observar este lado se puede caer en desesperación, en estrés, estados emocionales que en un nivel alto podrían no permitirnos ver oportunidades, por lo tanto, otras habilidades como liderazgo, trabajo en equipo, comunicación, confianza, compromiso, enfoque a resultados y conversar, a lo que llamamos Soft Skills (Habilidades blandas, que estamos descubriendo que de blandas no tienen nada) las perdemos de vista, y caemos en un ciclo sin fin, en el que podríamos quedar atrapados, y si en verdad deseamos cambiar la experiencia, habrá que hacerlo conversando. Por esto resaltamos el gran valor que tienen las conversaciones en la vida de las personas.
El valor de conversar
Conversar entonces tiene un gran valor y poder, no solo sirve para describir el mundo, o para coordinar acciones, hacer este reconocimiento puede ayudarnos a entender el porqué de algunos resultados en nuestra vida. Los siguientes son criterios que le dan valor al hecho de conversar:
- Sirve para relacionarme.
- Describe el mundo.
- Coordinar acciones.
- Construye puentes, reduce la brecha.
- Cambian el curso de la vida.
- Nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos y las que no tenemos.
- Restaura conversaciones deterioradas. · La calidad del liderazgo depende de las conversaciones. · Están ligadas a los resultados.
Ante una situación podemos preguntarnos ¿qué conversación le falta a este problema? Pero una conversación verdadera, Las conversaciones pueden ser difíciles porque demandan un esfuerzo emocional e intelectual. Cuando pensamos que la conversación podría salir mal, la retrasamos, cuando no tenemos el control la evitamos.
Las conversaciones se pueden diseñar, se le pueden integrar datos, hechos, estadísticas, acompañarla de visión para compartirla, valores para guiarnos, incluir emociones que nos impacte y que impacte, definir quién debe estar en la conversación, establecer acciones concretas para y a partir de la conversación, y finalmente revisar que nos retribuyó y que aprendimos en el camino, considerar todos estos elementos prácticamente aseguran una conversación más enriquecedora.
Omar de la Rosa Vázquez, es coach empresarial y de equipos, colabora con las empresas en desarrollo organizacional y del talento humano, en procesos de cambio. Con experiencia en administración y operaciones por más de 15 años.
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